Acabo
de abrir mi documento, ahora que dispongo de un ratín, para enfrentarme a mis
deberes de blogger. He tardado una eternidad en llegar hasta aquí: he buscado el
portátil dentro del armario del cuarto de los niños --el fijo está ocupado-- , he abierto el estuche y colocado el aparato sobre una
“mesilla” (diminutivo del todo despectivo) de ordenador de “chichinabo” en el
único hueco libre y con enchufe que me queda en la casa y lo he enchufado.
Antes de llegar a este
momento, mi vida ha sido de marathon materno: levantarme a las 07:00, preparar
biberones, beberme un café bien cargado (más bien chutármelo) para aguantar la
actividad de los ratos siguientes, levantar al niño, besuquearlo, ponerle los dibus en la tele, meter la ropa
en la lavadora y ponerla (con el santo bloqueo de niños por si acaso), poner el
lavavajillas, preparar la comida por adelantado, por si luego no tenía tiempo,
ni ganas, recibir a la niña (que ya se ha despertado llorando), besuquearla y
volverla a besuquear... ir corriendo a calentar el otro biberón y colocarla
ante el televisor...¡menos mal! vuelven a poner el capítulo de ayer de Lazy town que tanto nos gusta... Este
Robbie Retto es un desastre, ahora, que Sportacus es todo un tipo. Me siento un
minuto con los niños, pero un olor sin identificar me hace levantarme: a sí, es
la sopa de sobre que me ha dejado la vitrocerámica hecha un asco. Por suerte
hoy todavía no la había limpiado. Entre cacharros y pucheros, otro café y un
poco de escoba por aquí y otro poco por allá, así, para disimular.
Luego me siento en el
ordenata fijo a grabar unos cuantos deuvedés de dibus, que el disco duro está
que peta con tanta cosa en el incoming. Vaya, si tengo unos cuantos capítulos
de “Mujeres desesperadas” sin ver, voy a ver si lo meto en una tarjeta SD para
verlos luego en el portátil, que se me ha estropeado el lector de cedés...Ahora
me toca ver la peli de los niños con los niños: hoy, “Gnomeo y Julieta” que
hemos bajado al i-plus del salón a través de nuestro cable ethernet,
disfrutando del servicio YOMVI del Canal +. A los cuarenta minutos de peli y
bastante influida por la vomitera que me producen las canciones de Elton John y
un gnomo rojo emulando a Sato, el japo malo de “Black Rain” que se carga a
Andy García, montado en una segadora que, obviamente, le viene grande, me levanto corriendo para ir a darme una ducha.
Ya es hora de ponerse las
pilas para salir un rato a la calle a jugar con los babies. El ratito al aire
libre me permite consultar mi correo en el i-phone y ponerme,
como una descosida, decía mi madre, a borrar correos que tengo almacenados
desde antesdeayer. Los fines de semana, no tengo ni tiempo para ver el correo.
Y a continuación un paseíto por el facebook a ver cómo les van las cosas a los
demás. Los domingos el personal se activa, pero, la verdad, es que no estoy
para muchas chorradas ni fotos de los pies de mis amigos. Y es que si no sabes
qué poner, es mejor que no pongas nada.
Entro en casa a las 13:00
y comienzo con el puré y las hamburguesas. Entran los niños y lavamos manos y
cara, los siento, nos peleamos con las bolitas de la sopa, golpeamos los platos
con las cucharas, escupimos el agua, enseñamos el gurruño de hamburguesa que
tenemos en la boca... todo ello amenizado por el “Papitwo” cd 2, de Miguel
Bosé, que consigue atragantarme el bolo alimenticio cuando oigo su canción
“Morir de amor” interpretada por Raphael. Puaaag! Qué náusea. Sin comentarios.
Por fin las dos de la tarde:
mi marido se lleva al niño a dormir la siesta, yo me voy con la niña a lo
mismo. Me llevo mi móvil, por si tengo tiempo de leer y puedo acabarme el
último de Pérez-Reverte, pero no. No es posible. La niña y yo discutimos: que
te eches, que no, que sí, échate, que no, échate o... y soy yo la que me
duermo, con una dulce música New Age de fondo que duerme incluso al más
pintado. Por fin, a las cuatro me despierto, minuto más minuto menos, para que
nos vamos a engañar, más cansada que
cuando me acosté. Pruebo a tomarme un café y procedo, como decía al principio,
a encender el portátil. La ventaja de mi portátil es que sólo lo uso yo y que
tengo el i-google instalado desde hace unos años. Entro en google docs a través
del mismo y mi sorpresa es mayúscula cuando me encuentro con unos diez
documentos que yo he hecho, compartido y procesado desde ¡mayo del 2008!.
Parece mentira, y yo, sin enterarme de que no los había guardado en otro
sitio... Claro, ahora todo lo veo más claro. Por no almacenar en los ordenadores
del trabajo o por no poner el pincho, algunas cosas las he hecho con el google
docs... ¿Y cómo no me he dado cuenta? Os preguntaréis. Pues tiene su lógica:
desde hace más de dos años uso una tableta y el programa Pages como procesador
y todo me lo subo a la Nube o al Dropbox. En caso de necesitar algo de manera
inmediata, me lo mando por correo a una segunda cuenta de gmail y así va la
vida.
No sé si soy una friki,
pero estoy de lleno metida en el mundo de los aparatos y la información y, la
verdad, me gusta y me facilita el trabajo. Por la mañana, al levantarme,
consulto el correo, saludo el día en el facebook y consulto las apps de El País
y el ABC. en el trabajo me conecto a menudo a diccionarios o traductores on
line, a you tube o a cualquier aplicación
que me pueda ayudar. En clase utilizo la aplicación teacher pal para i-pad que
me facilita mucho las tareas y contacto, tanto con alumnos como con sus padres
a través de la aplicación para comunicarnos lo que sea necesario, enviar
tareas o corregir deberes y así llego al mediodía, cuando cualquiera de las
aplicaciones on line se me hacen imprescindibles: el talking tom para los
niños, pocoyó, la página de clan tv, las emisiones a la carta... ¡Jolines! las
16:26 ya... el nene se acaba de despertar. Espero que la niña me de un par de
minutos de cancha para completar el trabajo y meter una foto.
¡Qué vida más ajetreada
esta!
Así es mi vida 2.0. Gracias a ella, siempre tengo algo que hacer.
Encantada de leerte guapa!! Y como dices bien en tu perfil, no, no se te da nada mal!! Besucos a todos!
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